Por Teresa Parreño
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30 mar, 2021
Es un proceso fisiológico que se inicia en el momento del nacimiento. Sus primeras repercusiones estéticas empiezan a ser evidentes entre los 25 y 30 años, edad a partir de la cual la piel empieza a modificar su función de barrera protectora, debilitándose progresivamente, la oxigenación celular se ralentiza, la epidermis tiende a deshidratarse y la elasticidad disminuye. (Es el momento de actuar preventivamente y la dermocosmética unida a Tratamientos específicos nos ayudarán a revertir la falta de jugosidad, luminosidad y protección). El DNI no es la única causa unívoca del estado de la piel madura. Los factores ambientales influyen de manera determinante en el proceso de envejecimiento cutáneo. Por ello las zonas más expuestas: rostro, cuello, escote, manos...evidencian antes, muchas veces de forma prematura, los defectos de firmeza, elasticidad y capacidad de regeneración. Si bien las primeras manifestaciones se hacen patentes en la epidermis según nuestra valoración visual, es en la dermis e hipodérmis donde se producen las afecciones estructurales que definen el proceso de deterioro cutáneo: falta de firmeza, caída del tejido, cambios de coloración, falta de elasticidad... El envejecimiento endógeno viene determinado genéticamente (Nacemos para crecer, desarrollarnos y madurar.... Destino inevitable). El avance del reloj biológico es el responsable del debilitamiento de la regeneración celular, de la reducción de la actividad de glándulas sudoríparas y sebáceas, y los cambios hormonales en la menopausia y andropausia ("pitopusia"), influyen en el contenido de humedad de la piel; el metabolismo de los fibroblastos (células dérmicas) se hace cada vez más lento y, con ello, la síntesis de colágeno. Pero las manifestaciones del envejecimiento de la piel, no guardan una relación directa con el proceso general de "madurez", sino que depende de los factores externos que han actuado de forma constante sobre el tejido: irradiación solar, clima, detergentes y productos cosméticos agresivos o no indicados, alimentación desequilibrada, hábitos tóxicos (tabaquismo, alcohol, estrés, insomnio..), medicamentos, calefacción, aires acondicionados.. (RECUERDA: PREVENCIÓN!!!) El daño cutáneo crónico causado por la luz (radiación UV) se convierte en uno de los máximos propursores del envejecimiento prematuro: FOTOENVEJECIMIENTO. Conocer la manera en que los factores internos y externos afectan a las estructuras y funciones de la piel nos permite elegir las opciones de tratamiento idóneas en cada caso y momento. ¿QUIERES SABER MÁS?? SÍGUENOS!!